Soy chocoadict@!!!

En el momento en que tratamos de buscar un alimento sustituto del chocolate ya nos damos cuenta de que resulta muy difícil.
Mientras que cuando nos apetece jamón podemos pensar en lomo, o en lugar de naranjas en mandarinas, o en vez de merluza en bacalao, …. ¿Qué pasa con el chocolate?, ¿porque parece que sea insustituíble?.
 La diferencia estriba en el poder que éste tiene.
Por un lado, un poder otorgado por la sociedad, por los medios de comunicación y por la publicidad, pues se le representa casi como una joya y no como un alimento. Es más, su propio nombre (theobroma cacao) ya nos está dejando bien claro que se trata de un alimento de dioses (theo= Dios, broma= alimento) y no de la esfera terrenal.
Pero por otro lado, el gran poder que lleva intrínseco una sóla onza de chocolate, que hace que una vez te la has comido sea muy difícil no volver a comer otra. En este caso, toda esa fuerza que tanto te atrae se debe a su composición nutricional, pues en el se encuentran componentes muy parecidos a sustancias farmacológicas.
Se trata de tres tipos de sustancias: las Feniletilaminas, las Metilxantinas (cafeína y theobromina) y -N-acetiletanolaminas.
Cada una de ellas actúa provocando una gran dosis de excitación, estimulando al cerebro y creando una sensación placentera de la que no se quiere escapar. Realmente estas misma sustancias están catalogadas como drogas (conocidas como cannabis, anfetaminas…).
A estos efectos, hay que sumar la cantidad de grasa y azúcar que lleva, que lo hacen realmente palatable. Tiene el chocolate unos ácidos grasos que se deshacen a temperatura corporal, de manera que desde que tenemos una onza de chocolate en la boca comenzamos a sentir esa sensación de placer.
¿La solución?,  buscar sucedáneos. Por ejemplo, unas natillas de chocolate bajas en grasa en el microondas si es invierno o en  el congelador si es verano, o un buen vaso de leche con cacao, pueden aplacar las ganas de este alimento sin las consecuencias negativas que tiene el chocolate en sí (que son muchas calorías y la adicción que provoca). Sobretodo, en niños es curioso observar la excitación e insomnio que les puede llegar a provocar una cantidad pequeña de chocolate. Por ello, no nos esforcemos por empezar a dar chocolate a los más pequeños de la casa, cuanto más tarde se introduzca en sus vidas, mucho mejor. Si no les damos café, ¿por qué si chocolate?.
Ana Benedicto
Responsable de Centro Garaulet Castellón