El cerebro, el principal regulador de la ingesta

Una de las grandes preocupaciones de los científicos de principios del siglo XX era conocer los complejos mecanismos que estaban implicados en el control de la ingesta y determinar cual era el posible papel del cerebro. Sus experimentos se basaban en difíciles operaciones quirúrgicas en las que se realizaban destrucciones de diferentes partes del cerebro en animales de experimentación para observar después como afectaban estas lesiones al animal: así podían descubrir cuál era la función de cada parte del cerebro.

De esta manera, lesiones en la corteza cerebral, en según qué partes, afectaban a los movimientos del animal, a su capacidad de aprendizaje o a los diferentes sentidos como la visión, el olor y el oído.

Ya en 1951, se descubrió que lesiones quirúrgicas en una zona específica del cerebro llamada hipotálamo, determinaban el comportamiento alimentario del animal e influían sobre la cantidad de alimento que llegaba a ingerir. Así se supo que en el hipotálamo de los animales, y también del hombre, se producían diferentes péptidos y hormonas y se realizaban una serie de conexiones que en definitiva definían lo que teníamos que comer. Cuando se dañaba únicamente una pequeña parte del hipotálamo, llamada hipotálamo lateral, el animal dejaba de comer hasta que moría por desnutrición. Así se pensó que esta pequeña zona del hipotálamo era la encargada de provocar el hambre ya que cuando se destruía, el animal dejaba de comer. A esta región del hipotálamo se le denominó “Centro del hambre“. De la misma manera cuando se dañó otra región del hipotálamo llamada centro ventromedial, el animal se hizo insaciable, no podía dejar de comer, llegando a alcanzar una importante obesidad. A este centro se le llamó entonces el “Centro de saciedad”.

Hoy en día se sabe que este modelo dual en el que una región del hipotálamo se encarga del hambre y otra de la saciedad, es real y verdadero. Sin embargo, en cierta manera es un modelo simplista ya que además de estos dos centros existen otras regiones en el hipotálamo que también juegan un papel decisivo en el papel de la ingesta. Por culpa del pequeño tamaño del hipotálamo, las lesiones quirúrgicas con bisturí eran muy difíciles de realizar y durante los experimentos de principios de siglo XX, también se dañaban conexiones de otras regiones del hipotálamo.

 

Fdo: Marta Garaulet Aza

Directora de los Centros de Nutrición Garaulet